Azulejos
En la tenue noche
de azulejos y faroles,
el susurro tibio de tu aliento en mi.
Inesperada caricia apresurada
por las vías que al cerrarse nos alejarán.
Tu ladrón arrebato me flagela tiernamente.
La noche se consume.
Dos íconos mutantes que rara vez se encuentran.
¿Dónde estamos?
¿Es acaso esa realidad nuestra única promesa?.
Pero no soy un regalo
y cual Eva milenaria
prefiero ser ganada poco a poco,
como se llenó de estrellas
algún día la eternidad,
para tornarse profundamente bella.
Arqueo mi cuello para alcanzar tu boca.
La luz deja de viajar.
Poderoso manantial surca mis sueños.
Nuestros cuerpos se reflejan en un brillo ancestral.
La noche se desvanece
y debemos regresar;
yo prefiero diez minutos de este tiempo,
¡que toda una vida escrita en el portal!.
¡Dejad que los muertos entierren a sus muertos!.
México, DF. Sanborns de los azulejos, diciembre 19 de 2008.
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