Niña mala
Mi cuerpo se cimbra
como la potente flecha
a punto de ser lanzada al infinito.
Conoces mi alma, o al menos eso piensas,
la escudriñas lentamente,
tratando de descifrar todos sus misterios.
Pero no puedes.
Niña mala, niña mala,
no dejas de repetirme
mientras devoras mis pies con alas,
profiriendo gemidos clandestinos.
Hemos llegado a la fiesta del chancho,
comamos y bebamos de las viandas divinas y los vinos sagrados;
Sólo por sentir algún día la nostalgia
de estos tiempos extraños y ambarinos.
Las ratas hipnotizan, seducen, dominan,
bailando toda la noche sus fantásticos ritos.
Algunas veces inspiran miedo, repulsión,
pero conocen tan bien a su enemigo, que lo sobrevivirán siempre.
Mi imagen está grabada en la retina de tu ojo derecho;
intentarás quizá destruirla,
pero no podrás sin quedar completamente ciego.
Ya diviso las copas de los árboles,
millones de ellos en el inmenso bosque,
al final espero,
que la luz no me derrita con su implacable verdad.
Querétaro,Qro. a 6 de enero de 2007