Zombi
porque aún muerto imploras el desvelo.
Jamás supiste apaciguar el beso,
ni mi tiempo fugaz que enardecías
y rasgando las prendas de mi ser eterno,
la retórica constante me blandías.
Supurando la pus de mis heridas,
muerta también de tanto desconsuelo,
malenconía maldita que me ataba
al antídoto final de tu veneno.
¡Me pregunto quién te devolvió la vida!,
que sacaste de la tumba tu mortaja
y el espacio envuelto en ella recorrías,
Lázaro cruel que destrozó mi alma.
Si el amor acumulado durante siglos
lo vertiera en la faz de los sepulcros,
con la esperanza inmarcesible y férrea,
muertos mis muertos ¡contigo revivían!.
Y quitando las esquirlas de mi cuerpo,
expelidas por tu odio y tu amargura,
voy tejiendo una red de perlas blancas
con cristales de sal y de mesura.
Como zombi de mi amor yo te recuerdo,
¡porque aún vivo respiras sin aliento!.
Querétaro, Qro. a 18 de mayo de 2007